viernes, 3 de abril de 2020

NOS VEMOS A LAS OCHO


Estimados padres y madres:

Como saben, aunque no lo parezca, hoy acaba el segundo trimestre. En este centro terminábamos esta evaluación con una jornada de convivencia en el parque del Alamillo. Sin embargo, el día de hoy solo va a servir para poner fin a la tercera semana laboral de confinamiento. Estos días de desconcierto e incertidumbre se han llevado por delante muchas cosas. Y es inevitable pensar en nuestros mayores, que nacieron en medio de una guerra incivil o en los duros años que la siguieron y ahora se van solos por culpa de una pandemia. Pero también nos han dejado muchas otras. Hemos comprobado que las palmas no solo sirven para tocarlas por sevillanas, sino también para agradecer su trabajo a los que cada día se juegan literalmente la vida para derrotar a este maldito virus.

Hemos comprendido que las paredes de nuestra casa, aunque ahora no podamos salir de ella, pueden dar al mar. Simplemente basta con cerrar los ojos. Hemos conocido el nombre del vecino de enfrente, que está enfermo de corazón y ayer me decía que le duele todavía más no poder ver el próximo lunes a San Gonzalo. Nos hemos dado cuenta de que aún nos quedan mil libros que leer, mil películas que ver, mil canciones que escuchar, mil casas por barrer. Hemos descubierto de repente, como dice un amigo, lo bien que estábamos cuando estábamos regular. Y que la primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido (y quién sabe si el verano). Hemos entendido que el sonido del silencio no es solo una canción de Simon & Garfunkel, sino que puede ser también la banda sonora del planeta, de un planeta nuevo. Porque esto no es el fin del mundo, aunque se le parezca, sino (al menos, hoy quiero pensarlo) el comienzo de uno nuevo.

Nos vemos a las ocho.

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